Villegas y el PRI: Entre halagos y deslealtad

Mientras líderes priistas como Carolina Viggiano y Alito Moreno permanecen firmes en su compromiso con el partido, el aparente cambio de postura de Villegas destaca una creciente disyuntiva entre lealtad partidaria y conveniencia política.

8/27/20242 min read

El gobernador de Durango, Esteban Villegas, ha decidido rendirse ante el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con una lluvia de halagos. Al calificar a AMLO como “un gran presidente” y agradecer su “apoyo al desarrollo del país”, Villegas no solo ha mostrado una admiración desmesurada, sino que también ha puesto en duda su lealtad al PRI, el partido que lo respaldó a lo largo de una carrera que ahora parece más un acto de conveniencia que un compromiso genuino.

La trayectoria de Villegas dentro del PRI es extensa y marcada por roles clave: desde Diputado local hasta Presidente municipal, pasando por Secretario de Salud y Presidente de la Junta de Gobierno del Congreso de Durango. Cada uno de estos cargos fue ocupado con el respaldo del PRI, el partido que lo impulsó en su búsqueda por la gubernatura de Durango en 2016. Sin embargo, la reciente exhibición de adulación hacia AMLO parece desmentir su lealtad al partido que lo hizo posible.

En contraste, figuras prominentes del PRI como Carolina Viggiano, Alito Moreno, Rubén Moreira y Manuel Añorve han mantenido una postura firme, defendiendo los principios y valores del partido a pesar de las adversidades. Estos líderes han mostrado una lealtad inquebrantable y una resistencia admirable frente a los embates del poder presidencial, destacando su compromiso con la identidad del PRI.

La postura de Esteban Villegas hacia AMLO destaca un marcado contraste con la lealtad de sus compañeros de partido, quienes han mantenido un compromiso sólido con el PRI. Mientras figuras como Carolina Viggiano, Alejandro "Alito" Moreno, Rubén Moreira y Manuel Añorve defienden activamente el legado y la relevancia del PRI, Villegas parece dispuesto a sacrificar principios fundamentales por un reconocimiento efímero del presidente. Esta actitud pone de manifiesto una preocupante falta de convicción y una inclinación hacia el oportunismo político. En particular, Alejandro "Alito" Moreno Cárdenas ha enfrentado ataques y prejuicios por su firme oposición a la reforma judicial del gobierno, resaltando aún más el desvío de Villegas y el contraste con aquellos que han defendido consistentemente los principios del PRI.

Este cambio de lealtades plantea una pregunta incómoda: ¿Es Villegas un ejemplo de deslealtad en busca de beneficios personales, o simplemente un político que ha perdido su identidad? En cualquier caso, la visión de Villegas alabando a AMLO mientras otros priistas mantienen una postura firme refleja una profunda discordancia en el seno del PRI, y un inquietante desvío de las lealtades que históricamente han definido al partido.

El espectáculo de Villegas postrándose ante AMLO es un recordatorio crudo de cómo el pragmatismo político puede eclipsar los principios, y deja claro que, en la arena política, la lealtad a menudo se sacrifica en el altar de las alianzas convenientes.