Miguel Ángel Yunes Linares, el traidor que pasó de paladín del PAN a perro faldero de Morena
9/13/20243 min read


El inicio del actual período legislativo en México el pasado 1 de septiembre fue la inauguración de los Juegos de la Traición, donde diputados y senadores del PAN, el PRD y MC sin recato se doblegan, se venden, se vuelven ladinos y esclavos del oficialismo para cumplir con los caprichos de Morena. Pero el caso que pasará a la historia será el de Miguel Ángel Yunes Linares y su junior. El expriista se promocionaba como el "gran opositor", el "luchador incansable" por la democracia mexicana y a las primeras de cambio ha demostrado ser el perfecto ejemplo del político nacional: sin lealtad, sin principios y con un hambre insaciable de poder.
El exgobernador de Veracruz, que en su momento se envolvió en la bandera del PAN como el salvador de su estado, hoy se arrastra ante Morena como un servil operador. Lo que para algunos fue un sorpresón, para los más lúcidos era cuestión de tiempo. Porque en la política mexicana la traición no es un desliz, ¡es una vocación cínica! Y más si, como en este caso, tienes cuentas legales pendientes y una larga cola que te pisen. El ¿aún panista?, que alguna vez hizo campaña atacando a Morena como el enemigo número uno de México, de repente decidió que apoyar la Reforma Judicial no estaba tan mal. ¿Cómo resistirse a los cantos de sirena del poder?
Ahí estaba uno de los artífices del mayor desfalco público a Veracruz en los últimos tiempos, firmando con una sonrisa. La traición no es sólo hacia el PAN, al que le debe su éxito político, sino hacia los miles de veracruzanos que se tragaron su cuento de "yo soy la oposición". ¿Qué se puede esperar de un hombre que ha saltado de un bando a otro más veces que un atleta olímpico de salto con pértiga? Este no es únicamente un ejemplo más del clásico político sin moral, sino un recordatorio para todos aquellos ingenuos que aún creen que los políticos de hoy tienen ideología. Yunes no tiene más lealtad que la que le dicta su espejo, su chequera y sus privilegios. Es un ególatra, un oportunista que se vende al mejor postor. Morena le hizo una oferta que no pudo rechazar y ahí está él sirviendo al oficialismo como un perro faldero, lamiendo las botas de sus nuevos amos.
Para perjuicio de la ciudadanía, Yunes Linares no está solo, porque en el circo de los traidores, siempre hay lugar para más payasos. Los naranjitas, azulones o del sol extinto tienen a sus partidos como cementerios de principios, donde uno tras otro van cayendo quienes alguna vez se proclamaron como la oposición fuerte. Por ejemplo, Dante Delgado ha dejado claro que su lealtad está con su propio ego antes que con cualquier partido o ideología. Estos personajes demuestran que lo que importa no es servir a los ciudadanos, sino a sí mismos. Lo más irónico es que, en teoría, estos “líderes” deberían ser los que defienden a los mexicanos de los abusos del poder. Pero no, están más ocupados pensando en cómo sacar provecho personal que en cumplir con sus promesas.
No nos engañemos, seguirán apareciendo más traidores. Porque eso es lo que define a muchos de los que hoy se dicen "opositores". El dinero, las prebendas y el poder son demasiado tentadores para que cualquiera con un mínimo de ética y principios resista.
Así que la próxima vez que escuchen a alguien en el PAN, PRD o Movimiento Ciudadano proclamarse como el salvador de la patria, hay que pensar dos veces. Porque si algo nos han enseñado los Yunes, es que la traición es cuestión de tiempo. Y en la política mexicana, la lealtad no es más que una moneda de cambio que se vende al mejor postor.
¡Qué viva la "oposición"!